miércoles, 2 de marzo de 2016

ANTONIO PÉRIZ

Buenos días a tod@s!

Volvemos a la localidad oscense para hacer mención a otro de los artículos de “El Heraldo de la Jota” donde, D. Demetrio Galán Bergua, repasa la vida de un jotero vecino de Santalecina.
Artículo publicado el 12 de noviembre de 1961 y dedicado al cantador Antonio Périz.


GALERIA DE LA JOTA
CANTADORES CELEBRES: ANTONIO PÉRIZ, DE SANTALECINA (HUESCA)

LAS PRIMERAS COPLAS
Aquí se para la ronda,
aquí se manda parar,
porque aquí han dicho que vive
la mayor flor del lugar.

Esto cantaba en las postrimerías del siglo pasado, allá, en Santalecina, un mocico que había nació en este pueblo el 12 de octubre de 1884, acompañando a los mozos rondadores que, conocedores de la gracia y facilidad con que entonaba y “decía” las clásicas tonadas de aquel tiempo le requería frecuentemente para dar a la ronda los mayores alicientes.
Son muchos los que fuera de Aragón – y… “también en Aragón”… creen que las coplas “rondaderas” dedicadas a las mozas eran antaño, una serie de insulseces, tópicos baturros y… ¡hasta grosería! En boca de jóvenes embriagados, incultos, brutales, ineducados. Y nada, más lejos de la realidad. En nuestra tierra, salvo lamentables excepciones, se rondaba a las mozas empleando siempre sencillas coplas amorosas, finas, galantes y, también, jocosas y humorísticas, sin usar de las sátira hiriente, o la frase soez o de mal gusto. Y esto hacía aquella noche Antonio Périz cuando acababa de cumplir los 15 años de edad y ya llevaba fama de precoz jotero, de brillante porvenir. Y, así, unas veces recordando, coplas, aprendidas en su infancia, y, otras, repitiendo las que los mozos le dictaban, intervino para cantar a las mocicas que al paso de la ronda se asomaban a balcones y ventanas:
¡Viva la ronda que ronda,
y vivan los rondadores!
¡Vivan las mozas bonitas
que salen a los balcones!

No faltaron, tras esta delicadeza juvenil, la cuarteta de humor, ingenia, inocente, y no carente de gracia:
A tu puerta hemos llegado
veinticinco de cuadrilla:
si quieres que nos sentemos…
saca veinticinco sillas

Ni a última hora, en los albores de la madrugada, dejó de escucharse en plena plaza Mayor esta “rematadera”, que podrá no ser otra cosa que una “salidica” sin pies ni revés pero que acabó por ser celebradísima y, durante mucho tiempo, popularizada:

Daremos la despedida,
la que Cristo dio en Belén:
“Per Cristum Dominium nostrum,
Requiestcant in pace. Amén”

Y, a este tenor, noches y más noches, el jovenzuelo Antonio Périz comenzó su vida de jotero rondador por las calles de Santalecina.

AFICIONADO
Antonio Périz no tuvo maestro alguno. Lo que cantaba en su época de aficionado fue todo asimilación de lo que escuchara a los mozos más o menos enterados de las tonadas corrientes. Sin embargo, algo intuitivo le permitía seleccionar lo mejor y desechar lo impuro. Por esto porque daba a la Jota mucho “sabor”, y porque instintivamente entonaba bien y “llevaba” el compás con sorprendente exactitud, se le consideró como caso excepcional. Así, sin que nadie surgiese para protegerle y proporcionarle ocasiones de darse a conocer fuera de su pueblo, transcurrieron los primeros años de su juventud. Pero su afición fue en aumento, su autodidactismo se perfeccionó día tras día, y su voz mejoró hasta hacerse impía, definida, potente, de amplia tesitura.

CONCURSANTE Y PROFESIONAL
Cansado de esperar… en septiembre de 1909, habiéndose enterado de que en las fiestas de Barbastro iba a celebrarse un Concurso de Jota, sin consultar con nadie, decidió acudir a él. El resultado no pudo ser más halagüeño en un principiante inexperto y carente de toda enseñanza: un tercer premio que le llenó de alegría y se animó a seguir adelante… El aficionado, estimulado por el galardón ya sólo pensó en entregarse a la Jota y en hacerse cantador profesional. Muy pronto lo consiguió ya que su nombre y su fama llegaron a la mayoría de los pueblos de la provincia siendo durante muchos años uno de los más solicitados para actuar en festivales diversos.


©Archivo Heraldo de Aragón

VALIENTE DECISIÓN
Antonio Périz no estaba completamente satisfecho. Para él, como para todos los joteros que aspiran a lograr gran fama, lo definitivo era obtener algún premio de importancia en los Certámenes Oficiales en Zaragoza. Pero en aquellos años en los que iba a los concursos de las Fiestas el Pilar acudía figuras tan extraordinarias como Miguel Asso, María Blasco, Felipe Argueta, Romualdo Arana, Jesús Monreal, Justo Royo, María Asensio, Felipe Colmán, Pilar Gascón, Domingo Martínez y Pascuala Perié. Durante diez años, todos los primeros fueron para ellos. Y es lo que Antonio Périz se decía, con su habitual modestia. “¡A dónde voy yo, pobrecico de mí, a luchar con esos “fenómenos”! … ¡A fracasar!... ¡A hacer el ridículo!”. Sin embargo, una mezcla de humana ambición y de discretas ilusiones y esperanzas, y un lógico afán de gloria, le animaron a ser valiente, máxime después de que el campeón Cecilio Navarro le hubo enseñado los tres estilos que había de cantar. Sin pensar ya en quiénes pudieran ser los contrincantes, acudió al Certamen del año 1921. ¡Cómo se quedaría el buen Périz cuando se enteró de que “iba a vérselas” nada menos que con Domingo Martínez, el coloso de Épila, y Pedro Montalbán, gran jotero que llegaba precedido de justa fama! Y… ¿cómo expresar la alegría y a la emoción del de Santalecina cuando el fallo del jurado, tras de conceder el primer premio al de Épila fue voceado su nombre galardonado con el segundo premio, y concedido el tercero a Montalbán. Antonio Périz había triunfado y, desde entonces, se retiró a su pueblo para dejar, por eso, de cantar como profesional en cuantas ocasiones se le presentaron.

DOS COPLAS DE SU INVENTIVA
Antonio Périz, desde mozo hasta su muerte en 1951, siempre llevó fama de fácil improvisador de coplas, en rondas, en fiestas, y en cualquier acto donde se precisaran cuartetas alusivas. Entre muchas de ellas citaré está dedicada al general Primo de Rivera, en 1938:

Aunque sacas andaluz,
eres baturro del temple,
y es la Virgen del Pilar
quien te ampara y te defiende.

La respuesta a esta copla fue un fuerte abrazo de Don Miguel, a la vez que le decía: “Ven aquí, gran poeta del pueblo”.
Y cuando se casó Miguel Fleta, y fue con su esposa, bellísima mujer salmantina, a Alcolea de Cinca, pueblo natal del divo, Antonio Périz le obsequió con esta otra:

Ya no será Salamanca
tan bonita como fue:
se llevó la mejor flor
el tenor aragonés.

El pueblo de Santalecina puede estar orgulloso de que en la historia del canto regional figure en primer plano el castigo jotero que hemos traído a la “Galería de la Jota” que semanalmente – con ejemplar constancia y preferencia- brinda a todos los lectores el HERALDO DE ARAGON.

Demetrio GALAN BERGUA.

 Esperamos que os haya gustado este artículo que demuestra cómo la constancia y el amor por la jota hacen que nada llegue a ser imposible.
En el próximo artículo, daremos un salto en la geografía aragonesa y nos iremos hasta la provincia de Teruel, exactamente hasta la localidad de nuestro compañero Javier Lasmarías… ¿Sabéis de qué cantador hablará, esta vez, D. Demetrio Galán Bergua?

Sergio Sanz Artús

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