Buenos días a tod@s!
Volvemos a la localidad oscense para hacer
mención a otro de los artículos de “El Heraldo de la Jota” donde, D. Demetrio Galán Bergua, repasa la
vida de un jotero vecino de Santalecina.
Artículo publicado el 12 de noviembre de 1961 y dedicado al cantador Antonio Périz.
GALERIA DE LA JOTA
CANTADORES CELEBRES: ANTONIO PÉRIZ, DE SANTALECINA (HUESCA)
LAS
PRIMERAS COPLAS
Aquí se
para la ronda,
aquí se
manda parar,
porque aquí
han dicho que vive
la mayor
flor del lugar.
Esto
cantaba en las postrimerías del siglo pasado, allá, en Santalecina, un mocico
que había nació en este pueblo el 12 de octubre de 1884, acompañando a los
mozos rondadores que, conocedores de la gracia y facilidad con que entonaba y
“decía” las clásicas tonadas de aquel tiempo le requería frecuentemente para
dar a la ronda los mayores alicientes.
Son muchos
los que fuera de Aragón – y… “también en Aragón”… creen que las coplas
“rondaderas” dedicadas a las mozas eran antaño, una serie de insulseces,
tópicos baturros y… ¡hasta grosería! En boca de jóvenes embriagados, incultos,
brutales, ineducados. Y nada, más lejos de la realidad. En nuestra tierra,
salvo lamentables excepciones, se rondaba a las mozas empleando siempre
sencillas coplas amorosas, finas, galantes y, también, jocosas y humorísticas,
sin usar de las sátira hiriente, o la frase soez o de mal gusto. Y esto hacía
aquella noche Antonio Périz cuando acababa de cumplir los 15 años de edad y ya
llevaba fama de precoz jotero, de brillante porvenir. Y, así, unas veces
recordando, coplas, aprendidas en su infancia, y, otras, repitiendo las que los
mozos le dictaban, intervino para cantar a las mocicas que al paso de la ronda
se asomaban a balcones y ventanas:
¡Viva la
ronda que ronda,
y vivan los
rondadores!
¡Vivan las
mozas bonitas
que salen a
los balcones!
No
faltaron, tras esta delicadeza juvenil, la cuarteta de humor, ingenia,
inocente, y no carente de gracia:
A tu puerta
hemos llegado
veinticinco
de cuadrilla:
si quieres
que nos sentemos…
saca
veinticinco sillas
Ni a última
hora, en los albores de la madrugada, dejó de escucharse en plena plaza Mayor
esta “rematadera”, que podrá no ser otra cosa que una “salidica” sin pies ni
revés pero que acabó por ser celebradísima y, durante mucho tiempo,
popularizada:
Daremos la
despedida,
la que
Cristo dio en Belén:
“Per Cristum
Dominium nostrum,
Requiestcant
in pace. Amén”
Y, a este tenor, noches y más noches, el jovenzuelo Antonio Périz
comenzó su vida de jotero rondador por las calles de Santalecina.
AFICIONADO
Antonio Périz no tuvo maestro alguno. Lo que cantaba en su
época de aficionado fue todo asimilación de lo que escuchara a los mozos más o
menos enterados de las tonadas corrientes. Sin embargo, algo intuitivo le
permitía seleccionar lo mejor y desechar lo impuro. Por esto porque daba a la
Jota mucho “sabor”, y porque instintivamente entonaba bien y “llevaba” el
compás con sorprendente exactitud, se le consideró como caso excepcional. Así,
sin que nadie surgiese para protegerle y proporcionarle ocasiones de darse a
conocer fuera de su pueblo, transcurrieron los primeros años de su juventud.
Pero su afición fue en aumento, su autodidactismo se perfeccionó día tras día,
y su voz mejoró hasta hacerse impía, definida, potente, de amplia tesitura.
CONCURSANTE Y PROFESIONAL
Cansado de esperar… en septiembre de 1909, habiéndose
enterado de que en las fiestas de Barbastro iba a celebrarse un Concurso de
Jota, sin consultar con nadie, decidió acudir a él. El resultado no pudo ser más
halagüeño en un principiante inexperto y carente de toda enseñanza: un tercer
premio que le llenó de alegría y se animó a seguir adelante… El aficionado,
estimulado por el galardón ya sólo pensó en entregarse a la Jota y en hacerse
cantador profesional. Muy pronto lo consiguió ya que su nombre y su fama
llegaron a la mayoría de los pueblos de la provincia siendo durante muchos años
uno de los más solicitados para actuar en festivales diversos.
©Archivo Heraldo de Aragón
VALIENTE DECISIÓN
Antonio Périz no estaba completamente satisfecho. Para él, como
para todos los joteros que aspiran a lograr gran fama, lo definitivo era
obtener algún premio de importancia en los Certámenes Oficiales en Zaragoza.
Pero en aquellos años en los que iba a los concursos de las Fiestas el Pilar
acudía figuras tan extraordinarias como Miguel Asso, María Blasco, Felipe
Argueta, Romualdo Arana, Jesús Monreal, Justo Royo, María Asensio, Felipe
Colmán, Pilar Gascón, Domingo Martínez y Pascuala Perié. Durante diez años,
todos los primeros fueron para ellos. Y es lo que Antonio Périz se decía, con
su habitual modestia. “¡A dónde voy yo, pobrecico de mí, a luchar con esos
“fenómenos”! … ¡A fracasar!... ¡A hacer el ridículo!”. Sin embargo, una mezcla
de humana ambición y de discretas ilusiones y esperanzas, y un lógico afán de
gloria, le animaron a ser valiente, máxime después de que el campeón Cecilio
Navarro le hubo enseñado los tres estilos que había de cantar. Sin pensar ya en
quiénes pudieran ser los contrincantes, acudió al Certamen del año 1921. ¡Cómo
se quedaría el buen Périz cuando se enteró de que “iba a vérselas” nada menos
que con Domingo Martínez, el coloso de Épila, y Pedro Montalbán, gran jotero
que llegaba precedido de justa fama! Y… ¿cómo expresar la alegría y a la
emoción del de Santalecina cuando el fallo del jurado, tras de conceder el
primer premio al de Épila fue voceado su nombre galardonado con el segundo
premio, y concedido el tercero a Montalbán. Antonio Périz había triunfado y,
desde entonces, se retiró a su pueblo para dejar, por eso, de cantar como
profesional en cuantas ocasiones se le presentaron.
DOS COPLAS DE SU INVENTIVA
Antonio Périz, desde mozo hasta su muerte en 1951, siempre
llevó fama de fácil improvisador de coplas, en rondas, en fiestas, y en
cualquier acto donde se precisaran cuartetas alusivas. Entre muchas de ellas
citaré está dedicada al general Primo de Rivera, en 1938:
Aunque sacas andaluz,
eres baturro del temple,
y es la Virgen del Pilar
quien te ampara y te defiende.
La respuesta a esta copla fue un fuerte abrazo de Don Miguel,
a la vez que le decía: “Ven aquí, gran poeta del pueblo”.
Y cuando se casó Miguel Fleta, y fue con su esposa, bellísima
mujer salmantina, a Alcolea de Cinca, pueblo natal del divo, Antonio Périz le
obsequió con esta otra:
Ya no será Salamanca
tan bonita como fue:
se llevó la mejor flor
el tenor aragonés.
El pueblo de Santalecina puede estar orgulloso de que en la
historia del canto regional figure en primer plano el castigo jotero que hemos
traído a la “Galería de la Jota” que semanalmente – con ejemplar constancia y
preferencia- brinda a todos los lectores el HERALDO DE ARAGON.
Demetrio GALAN BERGUA.
Esperamos
que os haya gustado este artículo que demuestra cómo la constancia y el amor
por la jota hacen que nada llegue a ser imposible.
En el
próximo artículo, daremos un salto en la geografía aragonesa y nos iremos hasta
la provincia de Teruel, exactamente hasta la localidad de nuestro compañero
Javier Lasmarías… ¿Sabéis de qué cantador hablará, esta vez, D. Demetrio Galán
Bergua?
Sergio Sanz
Artús
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