jueves, 21 de marzo de 2019

ASUNCIÓN DELMÁS


¡Buenos días a tod@s!
El primer artículo que D. Demetrio Galán Bergua publicó en el año 1962 fue dedicado a una grandísima cantadora de la localidad de Fuentes de Ebro: Asunción Delmás.

Domingo 07 de enero de 1962

GALERIA DE LA JOTA
CANTADORAS CÉLEBRES: ASUNCIÓN DELMÁS, DE FUENTES DE EBRO

EN EL COGOLLO DE LA JOTA.
El día 29 de mayo de 1967 hará un siglo que Asunción Delmás Lapuente nació en la villa de Fuentes de Ebro. La figura jotera de esta mujer es un caso insólito en la historia del canto regional. Ni fue profesional, ni se dio al público más que en muy pocas ocasiones, accediendo siempre a insistentes requerimientos de quienes desearon vivamente que su extraordinaria voz de mezzo-soprano y su incomparable modo de cantar la Jota se ofreciesen en grandes acontecimientos artísticos o ante ilustres personalidades que en su época visitaron Zaragoza.
Asunción pertenecía a una muy acomodada familia de labradores. Su afición jotera nació influida por el ambiente de un pueblo en que la Jota cantada surgió recia y fecunda, constituyendo uno de los más puros y copiosos manantiales de Aragón. Desde muy joven fue el ruiseñor portentoso que alegraba la vida de los que con ella convivían o a su casa acudían, familiares y amigos. Su voz de gran potencia, brotaba espléndida de aquella garganta prodigiosa que emitía con asombrosa facilidad y limpieza las notas de una amplia tesitura donde desde los más graves a los más agudos todo era perfecto, maravilloso. Este era el hogar donde los seis hermanos de Asunción fueron arrastrados por el mágico poder de las tonadas que ella prodigaba, y todos, sin excepción, cantaron la Jota con no poca gracia y bastante perfección, aunque nunca llegaran a aproximarse a la que fue “única”, inimitable.
Un pueblo, Fuentes de Ebro, donde los otros Delmás –Carolina, Baldomero y Francisco- completaron una de las dinastías joteras más interesantes que en todo tiempo se han conocido. Una villa aragonesa donde apareció la figura señera, colosal, del mejor maestro-jotista, peregrino de la Jota, luchador, propagandista, apóstol del canto de nuestra región: Santiago Lapuente. Una localidad célebre por sus rondadores y tañedores, donde también nació y se hizo famoso el jotero-cantador Blas Larrayad, “El Pitorro”, que todavía vive y nos deleita con sus interpretaciones. En este ambiente, saturando de melodías de Jota las habitaciones de su casa e inundando la plaza recoleta con los ecos de sus cantas, nació, vivió y murió la que, sin pretenderlo, pasó a la posteridad como la mejor cantadora que conoció el mejor maestro y que, en aquellos tiempos, escucharon contadísimas veces miles de zaragozanos embelesados, sorprendidos, rendidos ante el encanto de los asombroso, de lo extraordinario.

ALLÍ LLORÓ BRETÓN.
Desde que el insigne músico salmantino conoció el drama de Feliú y Codina “La Dolores”, e inspirándose en él concibió la idea de convertirlo en ópera, sus viajes a nuestra tierra fueron varios. Quería documentarse suficientemente en Zaragoza, captar el ambiente de Calatayud en la época de la famosa moza del mesón de la Gaspara, y conocer las más puras melodías de la Jota cuya esencia habría de impregnar lo más bello y espectacular de la soñada partitura. Y, naturalmente, no podía dejar de escuchar a quienes con mayor fidelidad interpretasen los clásicos estilos.
La feliz coincidencia de que el empresario del Teatro Principal de nuestra ciudad, César Lapuente, fuese hermano del gran jotista Santiago Lapuente, hijo de Fuentes de Ebro, proporcionó a Bretón la ocasión de oír a una cantadora excepcional que nunca actuaba en público. En efecto, el año 1893 se dio en nuestro primer coliseo un acontecimiento musical a base de varios conciertos por la orquesta que dirigiera el eximio maestro, los cuales constituyeron un éxito resonante. Los hermanos Lapuente, sabedores de los deseos de Bretón, fueron los encargados de convencer a Asunción Delmás, mujer sencilla, modestísima dentro de su valía, y sin más aspiraciones que cantar para los de su familia y para sus convecinos. Mucho se resistió la cantadora a salir de su casa de la plaza de la Abenia para trasladarse a Zaragoza pero, al fin, al comprender que se trataba de complacer al impaciente músico, y, a la vez, llevar la Jota al ánimo del artista, accedió y ante el maestro, y acompañada a la guitarra por “Tío Jotero” interpretó una selección de tonadas a cual más sugestiva, causando tal impresión en el autor de “La Verbena de la Paloma” –su obra inmortal- que, emocionado y maravillado, prometió ir a Fuentes en otra ocasión para saborear la Jota “en su propia salsa” y escuchar de nuevo a la magnífica cantadora.
Cumpliendo su promesa, Bretón realizó el viaje a Fuentes, donde fue objeto de un clamoroso y afectuosísimo recibimiento. Su estancia en la villa le resultó gratísima por todos los conceptos: pero fue la Jota que oyó a los fuenteros, en el ambiente más propicio –intimidad, alegría, espontaneidad y franqueza- lo que más le cautivó. […] Asunción Delmás se prodigó como nunca lo había hecho y dio a conocer al maestro el total de su amplio repertorio. Las tonadas más variadas eran “bebidas” por Bretón y grabadas en su cerebro. Y entonces fue cuando el músico que había de dar a la Jota aragonesa un triunfo apoteósico en el escenario del teatro lírico español, anonadado, saturado, afectado en lo más íntimo de su ser, no pudo evitar el copioso llanto que corrió por sus mejillas, y que era, a un tiempo, emoción y alegría, satisfacción de artista y esperanzas de compositor.

©Archivo Heraldo de Aragón
LA COPLA DE LA MUERTE.
La cantadora que fue distinguida por el Rey de España –en su deseo de escucharla, haciendo parar el tren en la estación de Fuentes de Ebro, en su viaje a Barcelona-, obsequiándola, tras de oírla entusiasmado, con una hermosa canastilla de flores que, a tal objeto llevaba preparada; la jotera que con motivo de una serenata a Pi y Margall, cantó en Zaragoza, ante más de 20.000 almas que la aclamaron enfervorizados cuando interpretó el bellísimo estilo recogido por Lapuente en su Colección, con esta letra:
No os extrañe que yo cante
sufriendo una pena amarga,
pues aunque canten mis labios
llora en silencio mi alma.
La que  casada con el fuentino Simeón Urzola Marcén fue madre de seis hijos, falleciendo en 1903, a los 36 años de edad, a consecuencia del séptimo parto, del de su única hija Pilar, que todavía vive; la mujer laboriosa, humilde carácter, bondadosa, ejemplar, que hubiera sido, probablemente, la jotera profesional más célebre de todas las épocas; la que se conformó con cantar para los suyos, para el pueblo, muchas veces para ella sola, y en no más de cuatro ocasiones para Zaragoza, llegó a la muerte, sabiendo que se moría, con un espíritu tal que en sus últimos momentos no dudó en animar a los que compungidos la rodeaban, entonando con incompresible ardor aquel estilo que la insigne actriz María Guerrero denominó la “Jota honda”, cuya letra es así:
Tengo una pena, una pena,
pena que me está matando;
se la contaré a la tierra
cuando me estén enterrando.
Este conmovedor dato en la biografía de Asunción Delmás es totalmente cierto. Testigos presenciales aseguraron que nunca esta tonada la había expresado con tanta fuerza emotiva como entonces. E igualmente se comprobó que al terminar la última frase de la copla la inolvidable cantadora lanzó un suspiro profundo… y dejó de existir.

CUANDO SE RONDA EN FUENTES.
Ante dos casas evocadoras de Fuentes de Ebro se detiene la ronda cuantas veces se sale a rondar. Una es la casa nativa de Santiago Lapuente y otra, la que en la típica plaza de la Abenia naciera Asunción Delmás. Por lo que a ésta se refiere, la costumbre, que ya es rito emotivo y se considera como obligación espiritual en toda clase de rondadores, fue iniciada por Santiago Lapuente. Por dos veces hemos tenido ocasión de comprobar el hecho impresionante. Y siempre, indefectiblemente, el cantador, frecuentemente “El Pitorro”, plantado ante la casa donde nació la célebre jotera, rodeado de rondallistas jóvenes y viejos, y, en ocasiones, acompañados de gentes del pueblo y forasteros, rompe el silencio de la noche, acariciada solamente por las variaciones de la Jota, para lanzar al aire la consabida copla que viene a ser eterno homenaje a la memoria de Asunción Delmás:
En esta casa vivía
la inolvidable Asunción
que cantaba como nadie
nuestra Jota de Aragón.

Demetrio GALÁN BERGUA

Hasta la localidad de Morilla (Huesca) nos trasladaremos en el siguiente artículo del gran Demetrio Galán Bergua. ¿Os imagináis a que célebre cantador nos presentará esta vez?
Sergio Sanz Artús

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