¡Buenos días a tod@s!
El primer artículo que D. Demetrio Galán
Bergua publicó en el año 1962 fue dedicado a una grandísima cantadora de la
localidad de Fuentes de Ebro: Asunción Delmás.
Domingo 07 de
enero de 1962
GALERIA DE LA JOTA
CANTADORAS CÉLEBRES: ASUNCIÓN DELMÁS, DE FUENTES DE EBRO
EN EL
COGOLLO DE LA JOTA.
El día 29
de mayo de 1967 hará un siglo que Asunción Delmás Lapuente nació en la villa de
Fuentes de Ebro. La figura jotera de esta mujer es un caso insólito en la
historia del canto regional. Ni fue profesional, ni se dio al público más que
en muy pocas ocasiones, accediendo siempre a insistentes requerimientos de
quienes desearon vivamente que su extraordinaria voz de mezzo-soprano y su
incomparable modo de cantar la Jota se ofreciesen en grandes acontecimientos
artísticos o ante ilustres personalidades que en su época visitaron Zaragoza.
Asunción
pertenecía a una muy acomodada familia de labradores. Su afición jotera nació
influida por el ambiente de un pueblo en que la Jota cantada surgió recia y
fecunda, constituyendo uno de los más puros y copiosos manantiales de Aragón.
Desde muy joven fue el ruiseñor portentoso que alegraba la vida de los que con
ella convivían o a su casa acudían, familiares y amigos. Su voz de gran
potencia, brotaba espléndida de aquella garganta prodigiosa que emitía con
asombrosa facilidad y limpieza las notas de una amplia tesitura donde desde los
más graves a los más agudos todo era perfecto, maravilloso. Este era el hogar
donde los seis hermanos de Asunción fueron arrastrados por el mágico poder de
las tonadas que ella prodigaba, y todos, sin excepción, cantaron la Jota con no
poca gracia y bastante perfección, aunque nunca llegaran a aproximarse a la que
fue “única”, inimitable.
Un pueblo,
Fuentes de Ebro, donde los otros Delmás –Carolina, Baldomero y Francisco-
completaron una de las dinastías joteras más interesantes que en todo tiempo se
han conocido. Una villa aragonesa donde apareció la figura señera, colosal, del
mejor maestro-jotista, peregrino de la Jota, luchador, propagandista, apóstol
del canto de nuestra región: Santiago Lapuente. Una localidad célebre por sus
rondadores y tañedores, donde también nació y se hizo famoso el jotero-cantador
Blas Larrayad, “El Pitorro”, que todavía vive y nos deleita con sus
interpretaciones. En este ambiente, saturando de melodías de Jota las
habitaciones de su casa e inundando la plaza recoleta con los ecos de sus
cantas, nació, vivió y murió la que, sin pretenderlo, pasó a la posteridad como
la mejor cantadora que conoció el mejor maestro y que, en aquellos tiempos,
escucharon contadísimas veces miles de zaragozanos embelesados, sorprendidos,
rendidos ante el encanto de los asombroso, de lo extraordinario.
ALLÍ LLORÓ
BRETÓN.
Desde que
el insigne músico salmantino conoció el drama de Feliú y Codina “La Dolores”, e
inspirándose en él concibió la idea de convertirlo en ópera, sus viajes a
nuestra tierra fueron varios. Quería documentarse suficientemente en Zaragoza,
captar el ambiente de Calatayud en la época de la famosa moza del mesón de la
Gaspara, y conocer las más puras melodías de la Jota cuya esencia habría de
impregnar lo más bello y espectacular de la soñada partitura. Y, naturalmente,
no podía dejar de escuchar a quienes con mayor fidelidad interpretasen los
clásicos estilos.
La feliz
coincidencia de que el empresario del Teatro Principal de nuestra ciudad, César
Lapuente, fuese hermano del gran jotista Santiago Lapuente, hijo de Fuentes de
Ebro, proporcionó a Bretón la ocasión de oír a una cantadora excepcional que
nunca actuaba en público. En efecto, el año 1893 se dio en nuestro primer
coliseo un acontecimiento musical a base de varios conciertos por la orquesta
que dirigiera el eximio maestro, los cuales constituyeron un éxito resonante.
Los hermanos Lapuente, sabedores de los deseos de Bretón, fueron los encargados
de convencer a Asunción Delmás, mujer sencilla, modestísima dentro de su valía,
y sin más aspiraciones que cantar para los de su familia y para sus convecinos.
Mucho se resistió la cantadora a salir de su casa de la plaza de la Abenia para
trasladarse a Zaragoza pero, al fin, al comprender que se trataba de complacer
al impaciente músico, y, a la vez, llevar la Jota al ánimo del artista, accedió
y ante el maestro, y acompañada a la guitarra por “Tío Jotero” interpretó una
selección de tonadas a cual más sugestiva, causando tal impresión en el autor
de “La Verbena de la Paloma” –su obra inmortal- que, emocionado y maravillado,
prometió ir a Fuentes en otra ocasión para saborear la Jota “en su propia
salsa” y escuchar de nuevo a la magnífica cantadora.
Cumpliendo
su promesa, Bretón realizó el viaje a Fuentes, donde fue objeto de un clamoroso
y afectuosísimo recibimiento. Su estancia en la villa le resultó gratísima por
todos los conceptos: pero fue la Jota que oyó a los fuenteros, en el ambiente
más propicio –intimidad, alegría, espontaneidad y franqueza- lo que más le
cautivó. […] Asunción Delmás se prodigó como nunca lo había hecho y dio a
conocer al maestro el total de su amplio repertorio. Las tonadas más variadas
eran “bebidas” por Bretón y grabadas en su cerebro. Y entonces fue cuando el
músico que había de dar a la Jota aragonesa un triunfo apoteósico en el
escenario del teatro lírico español, anonadado, saturado, afectado en lo más
íntimo de su ser, no pudo evitar el copioso llanto que corrió por sus mejillas,
y que era, a un tiempo, emoción y alegría, satisfacción de artista y esperanzas
de compositor.
©Archivo Heraldo de Aragón
LA COPLA DE
LA MUERTE.
La cantadora
que fue distinguida por el Rey de España –en su deseo de escucharla, haciendo
parar el tren en la estación de Fuentes de Ebro, en su viaje a Barcelona-,
obsequiándola, tras de oírla entusiasmado, con una hermosa canastilla de flores
que, a tal objeto llevaba preparada; la jotera que con motivo de una serenata a
Pi y Margall, cantó en Zaragoza, ante más de 20.000 almas que la aclamaron
enfervorizados cuando interpretó el bellísimo estilo recogido por Lapuente en
su Colección, con esta letra:
No os extrañe
que yo cante
sufriendo
una pena amarga,
pues aunque
canten mis labios
llora en
silencio mi alma.
La que casada con el fuentino Simeón Urzola Marcén
fue madre de seis hijos, falleciendo en 1903, a los 36 años de edad, a
consecuencia del séptimo parto, del de su única hija Pilar, que todavía vive;
la mujer laboriosa, humilde carácter, bondadosa, ejemplar, que hubiera sido,
probablemente, la jotera profesional más célebre de todas las épocas; la que se
conformó con cantar para los suyos, para el pueblo, muchas veces para ella
sola, y en no más de cuatro ocasiones para Zaragoza, llegó a la muerte,
sabiendo que se moría, con un espíritu tal que en sus últimos momentos no dudó
en animar a los que compungidos la rodeaban, entonando con incompresible ardor
aquel estilo que la insigne actriz María Guerrero denominó la “Jota honda”,
cuya letra es así:
Tengo una
pena, una pena,
pena que me
está matando;
se la contaré
a la tierra
cuando me
estén enterrando.
Este
conmovedor dato en la biografía de Asunción Delmás es totalmente cierto.
Testigos presenciales aseguraron que nunca esta tonada la había expresado con
tanta fuerza emotiva como entonces. E igualmente se comprobó que al terminar la
última frase de la copla la inolvidable cantadora lanzó un suspiro profundo… y
dejó de existir.
CUANDO SE
RONDA EN FUENTES.
Ante dos
casas evocadoras de Fuentes de Ebro se detiene la ronda cuantas veces se sale a
rondar. Una es la casa nativa de Santiago Lapuente y otra, la que en la típica
plaza de la Abenia naciera Asunción Delmás. Por lo que a ésta se refiere, la
costumbre, que ya es rito emotivo y se considera como obligación espiritual en
toda clase de rondadores, fue iniciada por Santiago Lapuente. Por dos veces
hemos tenido ocasión de comprobar el hecho impresionante. Y siempre,
indefectiblemente, el cantador, frecuentemente “El Pitorro”, plantado ante la
casa donde nació la célebre jotera, rodeado de rondallistas jóvenes y viejos,
y, en ocasiones, acompañados de gentes del pueblo y forasteros, rompe el
silencio de la noche, acariciada solamente por las variaciones de la Jota, para
lanzar al aire la consabida copla que viene a ser eterno homenaje a la memoria
de Asunción Delmás:
En esta
casa vivía
la
inolvidable Asunción
que cantaba
como nadie
nuestra
Jota de Aragón.
Demetrio GALÁN BERGUA
Hasta la
localidad de Morilla (Huesca) nos trasladaremos en el siguiente artículo del
gran Demetrio Galán Bergua. ¿Os imagináis a que célebre cantador nos presentará
esta vez?
Sergio Sanz
Artús
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