jueves, 12 de febrero de 2015

ROMUALDO ARANA

Buenos días a tod@s!
En esta publicación, que recogemos de los artículos publicados por D. Demetrio Galán Bergua en el Heraldo de Aragón, podremos disfrutar de un gran escrito acerca de la vida de Romualdo Arana, “El Sansón” de Zuera.
Presentamos así, el artículo publicado el 22 de octubre de 1961 y dedicado al “Sansón” de Zuera.

GALERIA DE LA JOTA
CANTADORES CELEBRES: ROMUALDO ARANA, “SANSON”, DE ZUERA.

ANTECEDENTES.
Este famoso jotero nació en Calatayud el día 7 de febrero de 1871 y murió en Zuera el día primero de julio de 1935, villa a la que se trasladó siendo niño. Era descendiente de la familia vasca del Conde de Arana y estaba emparentado con Lucrecia Arana, la gran tiple aragonesa que destacó como diva en el Teatro Lírico Nacional, siendo de recordar sus inimitables interpretaciones de “El Huisar de la Guardia”, “La Viejecita”, “Gigantes y Cabezudos” y otras joyas de nuestra Zarzuela.
“Sansón”, una vez en Zuera, ya a los seis años de edad, llamaba la atención por las coplicas que cantaba, aprendidas de su padre, de su madre y de los mocicos rondadores. Muy pronto se hizo popular en todos los pueblos cercanos a donde era llevado en los días de los festejos patronales. El pequeño “Sansón” –así se le llamaba- causaba la admiración de las gentes. Año tras año fue adquiriendo más voz y mejor conocimiento de los estilos de Jota, y, hecho mozo, empezó a destacar entre los joteros jóvenes. Más tarde, y después de haber obtenido premios sucesivos en los Certámenes oficiales, en pleno apogeo de su carrera, recorrió España y el extranjero, formando parte del cuadro de Miguel Asso cuando éste pasó una larga temporada en París.
La voz de “Sansón”,  era potente, magnífica, de tenor alto, y sus características, aparte de los limpios agudos que emitía con sorprendente facilidad, fueron la “rasmia” con que cantaba y el sabor que imprimía a las tonadas clásicas. Esto era de familia, ya que su padre, sin ser profesional, cantó muy bien la Jota: su hija poseía una voz bellísima, y su hijo, que murió a los 18 años, obtuvo el Primer Premio en el Certamen del Teatro Principal en el año 1914.

APODO HEREDADO
El apodo “Sansón”, fue aplicado a un mocetón nacido en Embid de Ariza, que por su estatura -muy superior a los dos metros- entraba en la categoría de gigante, y por su complexión, enorme fuerza y gran desarrollo de sus musculatura, constituía un caso asombroso, pocas veces visto. Este era el padre de Romualdo: atlético, hercúleo, un nuevo Sansón capaz de emular al que, en supremo esfuerzo logró derribar una columna del templo de Dagon, destruyéndose sus inmensas naves y quedando sepultados miles de sus enemigos, los filisteos.
Muchos episodios se cuentan del padre de Romualdo Arana. Entre ellos citaremos uno solo para que podamos darnos cuenta aproximada del poder de sus músculos. A “Sansón”, que acudía frecuentemente a las fiestas de los pueblos de la comarca, en cierta ocasión le incitaron a que hiciese una magna demostración de su fortaleza: algo más definitivo que lo acostumbrado en él. Alguien le dijo: “¿A qué no te cargas a la espalda ese mulo que está atado a ese carro de la entrada de la plaza?... “. Y “Sansón” picado en su amor propio se fue hacia el animal, se lo echo a los hombros, atravesó la plaza Mayor cuajada de gente en fiestas, penetró en el patio del Ayuntamiento, subió las escaleras y con el mulo a cuestas se asomó al balcón principal de la Casa de la Villa. No contento con esto, volvió a la plaza y, entre las aclamaciones y aplausos del admirado vecindario, dejó el macho en su sitio, espetando a los retadores: “Y ahura, si os apostáis algo güeno, me cargo a toas las bestias del lugar, incluyendo a vusotros”. Excuso decir que nadie se dio por aludido ante semejante indirecta-directa que les lanzaba el gigantón.

Este era “Sansón” padre y ésta es la razón popular por la que su hijo Romualdo heredó el apodo, aunque en él no se diesen idénticas cualidades de fuerza y estatura, al bien no dejaba de ser un hombre muy fuerte de buena talla, recio y con “agallas”.

©Archivo Heraldo de Aragón

LEÑADOR Y JOTERO
“Sansón”, hijo, nuestro cantador, era lo que se llama un leñador furtivo que se dedicaba a hacer carbón en los montes de Zuera. Los guardas de monte y la Guardia Civil perseguían mucho a esta clase de leñadores-carboneros. Un buen día, estaba “Sansón” descansando de sus labores, echando cara al sol, en pleno monte, desgranando coplas a todo pulmón, cuando se vio sorprendido por la pareja de guardias que, al igual que las autoridades de Zuera, le habían amostrado más de una vez.  Los guardias se dirigieron a él, y uno de ellos le dijo, con severidad premeditada: a por ti venimos, “Sansón”. Romualdo se incorporó rápidamente, con una impaciente mirada delatora de su sorpresa y de su pánico, y contestó tembloroso: “¿A por mí? … Güeno. ¿Y qué queréis?”. El otro guardia añadió: “Te venimos a buscar para que cantes”. El pobre “Sansón” se tragó el susto mayor de toda su vida, pues ya se vio encerrado en la cárcel para una temporada. Casi tartamudeando, y con voz suplicante expresó: “Yo no tengo nada que cantar, ¿Qué queréis, pues, que cante?” Y, de nuevo, el mismo guardia, que desde el comienzo de la escena había permanecido sonrisa en los labios, le contestó, echándole amigablemente la mano al hombro: “El alcalde te busca para que cantes… Bueno: para que cantes la Jota”. “Sansón” lanzando un hondo suspiro, recobró su habitual serenidad, y acto seguido bajó la villa no sin que en el camino deleitase a los guardias con una granizada de tonadas que más tarde habría de interpretar ante el público de Zaragoza, en el festival para el que el alcalde de Zuera le había requerido.

“SANSÓN”, EN AMERICA.
Romualdo Arana tenía espíritu aventurero. Le encantaba viajar y llevar la Jota a todas las partes. Ya hemos dicho que estuvo en París, permaneciendo allí una larga temporada. Recorrió muchos pueblos de Aragón y las principales poblaciones españolas. En Madrid estuvo varias veces, cantando ante los Reyes, la infanta Isabel y destacadas figuras nacionales y extranjeras. Pero al cumplir los 33 años de edad decidió “pasar el charco”, y visitó varias repúblicas americanas, siendo en Cuba donde fijó residencia, actuando nueve años como jotero celebradísimo.
Los negros de La Habana fueron sus más fervientes admiradores, asegurando “Sansón”, que ellos, los negritos, han sido, a su juicio, los que, entre toda clase de públicos, más entusiasmo han demostrado por la Jota. A tal punto llegaba su satisfacción cuando ante ellos cantaba “Sansón”, que a diario le obsequiaban con varios presentes del mejor trabajo en la isla. A este respecto, es curiosísimo el hecho de que en cierta ocasión los negros llenaron todas las localidades del teatro donde actuaba Romualdo. El jotero, ese día, se entregó como nunca había hecho. Cantó sin interrupción casi medio centenar de tonadas, y para final dedicó a los negritos esta copla improvisada:
Aquí está “Sansón” de Zuera,
que ya se siente cubano,
feliz entre los negritos
que le obsequian con habanos.
La ovación fue imponente. Y en un instante el escenario se llenó de cigarros puros y cajetillas de las mejores marcas, mientras cientos de bocas no cesaban de exclamar enardecidas: “¡Sansón!... ¡Sansón!... ¡Sansón!...”
Lo cierto es que mientras “Sansón” estuvo en Cuba no tuvo necesidad de comprar tabaco, siendo como era un fumador empedernido, de los que encienden un cigarro tras otro.
Demetrio GALAN BERGUA.


El próximo artículo de D. Demetrio Galán Bergua va dirigido a una de las mejores voces altoaragonesas femeninas y que decía lo siguiente de su maestro, Fidel Seral: “A él, sin duda alguna, debo cuanto en la Jota he sido, pues supo con verdadera maestría educar mi voz, modificándola adecuadamente, enseñándome los más variados estilos y corrigiendo aquellos defectos que, de no haberlos eliminado no habría llegado a ser galardonada”. ¿Quién se atreve a decir su nombre?
Sergio Sanz Artús

No hay comentarios:

Publicar un comentario