Buenos días a tod@s!
Una semana más, recuperamos a los grandes
intérpretes de nuestra jota de la mano del maestro D. Demetrio Galán Bergua.
Esta semana recibimos al cantador que hizo
llorar al gran Fleta, y cuyo artículo fue publicado el Domingo 27 de Agosto de 1961.
CANTADORES CÉLEBRES: CELESTINO
BALLARIN
PASTOR DE SU
GANADO Y JOTERO EN EL MONTE
El día 18 de Abril de 1989, en la villa de
Rueda de Jalón (Zaragoza), nació este célebre jotero que desde muy niño sintió
gran afición por la Jota. Su ocupación habitual era cuidar del ganado de su
propiedad, pasando en el monte la mayor parte de las horas del día. Allí,
frente a la mole del Moncayo que a lo lejos resalta, el niño, mocico ya, se
hizo recio y fuerte, rodeado en espliegos y tomillos que le saturaron de
perfumadas esencias. Tostado por el sol y curtida su piel por el cierzo, empezó
a desgranar las primeras tonadas que aprendiera en fiestas y rondas de su
pueblo y comarca. De momento, contaba con una feliz memoria musical y con un
imponente chorro de voz atenorada. Nadie sabía de su afición, ni de sus ensayos
en pleno monte. Seguía, él día tras día, cuidando su rebaño y cantando, cada
vez con más afán, con mayor seguridad. Pero Ballarín, hombre tan tímido como
fuerte, nunca se atrevía a cantar ante sus familiares o conocidos. Hizo falta
que un día de primavera, a la hora del véspero, cuando a la ya tenue luz de un
crepúsculo maravilloso regresaba al pueblo, fuese sorprendido en sus
expansiones joteras por un grupo de labriegos que, como él, volvían a sus
casas. Grande fue el asombro de todos ellos, quedando admirados de aquella voz
portentosa y del sabor que a las coplas imprimía el mocetón de Rueda.
Desde entonces, para nadie fue un secreto que
Ballarín cantase la Jota. Más éste, siempre tímido y falto de decisión, continuó
varios años cantando en el monte y negándose a hacerlo ante el público. Era el
pastor jotero que solo allá, alejado del mundo, en la soledad y paz del campo,
sentía el anhelo y la necesidad de cantar, sin ambiciones, sin vanidad, sin
cálculos, sin esperanzas…
Celestino Ballarín, a la edad de veintisiete
años fue a residir definitivamente a la cercana villa de Torres de Berrellén.
Nadie sabía de sus aptitudes para la Jota cantada. Pero una noche, habiendo hecho
relación y amistad con varios mozos, provistos de bandurrias y guitarras, y
dispuestos a cantar unos y otros como
buena o malamente supieran. Y así, más mal que bien lo iban haciendo todos,
menos Celestino.
-
¿No cantas tú, Ballarín? – le preguntó uno de los mozos.
-
¡Amos, échate una canta! – dijo otro, sin dar lugar a que Celestino
contestase a la anterior.
-
Bueno… si lo queréis… pero… No sé lo que saldrá – dijo nuestro jotero.
Se pararon frente a la casa de don Elías
Murillo Duarte, director de los rondallistas de Torres y administrador del
señor duque de Villahermosa; y ante la sonrisa malévola de los del grupo
rondador, que sospechaban una destemplada y desastrosa interpretación, el bueno
de Celestino se plantó en jarras, alzó la cabeza, y en el momento oportuno “entró”
sin titubeos, con afinación perfecta, con seguridad absoluta, y emitiendo una
potente voz que inundó el ámbito de la calle cantando – entre la estupefacción
de los demás- la célebre copla aplicada al bellísimo y valiente estilo de “El
Baldomero”, cuya letra dice así:
Ya está la ronda en la calle
que no tiene resistencia;
lo mismo es tirale balas
que papeles a la Audencia.
Los mozos, de momento, sin reacción alguna,
quedaron boquiabiertos, inmóviles como estatuas y mirándose unos a otros, como
quien acaba de creer ver brujas o fantasmas; pero súbitamente volvieron a la
realidad, y todos a una se lanzaron sobre Ballarín, al que abrazaron y
estrujaron, mientras en el balcón de la casa de Elías Murillo aparecía éste
medio vestido, con muestras evidentes de
sorpresa, entusiasmo y emoción. Desde el balcón dijo al cantador: “¡Mozo!...
Mañana te espero para ensayar conmigo”. Al día siguiente el cantador del monte
era probado por el profesor, quien, al fin, exclamo: “Maño, tú no sabes lo que
tienes. Esa voz…, esas maneras… Tú serás un gran jotero”. Y lo fue.
Al poco tiempo se presentó al gran Cecilio
Navarro, quien después de oírle le expresó: “Ballarín: En Aragón no existe hoy
una voz como la suya. Usted será campeón” Cecilio le dio algunas lecciones.
Concursó en el Teatro Principal en el año 1929, y fracasó porque al empezar a
cantar vio a su madre en primera fila de butacas, se emocionó intensamente, se
cortó y, naturalmente, no obtuvo premio.
Después, ensayó mucho tiempo con Bernardo
Benito- que había sido excelente cantador-, y ya en 1930 consiguió el segundo
premio en el Certamen Oficial; el primero en Madrid, en 1933, el 12 de Octubre,
que es cuando Miguel Fleta le escuchó desde un palco, y fue al escenario a felicitarle
y decirle: “Me has hecho llorar, Ballarín. ¡Qué gran tenor lírico serías!”. Y,
por fin, el primer premio en el Principal de Zaragoza.
©Archivo Heraldo de Aragón
ANÉCDOTAS
Ballarín recorrió España, Francia y Portugal.
En Madrid un espectador le dijo gritando: “Así como eres de feo a montones,
tienes la voz a carretadas”. – En Fraga, el periodista Antonio Beltrán le
preguntó entusiasmado “¿Por casualidad, tiene usted de aceros los pulmones?” -
Otra vez en Madrid un médico llamado Del Arco, que era de La Naja, en el Teatro
Price le quitó el cacherulo, se lo puso él y le obligó a dar una vuelta por la
pista, entre las aclamaciones del público. Y me contaba Celestino que aquel día
recogió tantos puros que lleno una maleta, añadiéndome: “Y casi todos abanos de
calidad”. En pleno apogeo, todos los años iba a San Sebastián, requerido por
los duques de Villahermosa para cantar en su palacio.
El día 20 de Marzo de 1942 estando cantando
en el Centro Mercantil de Zaragoza, le llamaron a parte para comunicarle que su
mujer acababa de morir. Y allí terminó la vida artística de Celestino Ballarín.
Han pasado los años sin que la Jota haya asomado a sus labios. Últimamente,
solo por complacer a los mozos de Torres de Berrellén, pueblo al que quiere
entrañablemente, cantó una vez, a los sesenta años de edad, observando que
conforme cantaba más y más, mejor “le salía” la voz. Y estas son las recientes
palabras que he escuchado del gran jotero: “Hoy, no tendría inconveniente en
volver a cantar tonadas y más tonadas, pero… ya comprenderá usted que como en
aquellos tiempos… no podría ser”. El célebre cantador, el antiguo pastor de su
ganado y jotero del monte, tiene razón. La Jota, para cantarla sin el espíritu
y las energías de la juventud, vale más guardarla amorosamente, siempre viva en
el fondo del alma y del corazón.
Demetrio GALÁN BERGUA.
La semana que viene recuperaremos el artículo
que hace referencia a una de las grandes de la jota. Una cantadora con
mayúsculas que se convirtió en el origen de una de las grandes escuelas de
todos los tiempos y que D. Demetrio definió como La “Bien Plantada”.
Por cierto, atentos tod@s a la reflexión que
el gran Bergua hace sobre la olivera de “Magallón”.
¿A quién nos referimos?
Sergio Sanz Artús
Celestino Ballarín Jaime, nacido el 30 de Enero de 1899 en Rueda de Jalón,falleció el 14 de Mayo de 1968 en Torres de Berrellén.
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