Hola a tod@s!
Alfonso Ascaso, meteorólogo que dirigió en Zaragoza el Centro
Meteorológico del Ebro, redactó una monografía climatológica única en su
género, con un contenido meteorológico popular y folclórico, en el que
no aparecen mapas, ni gráficos, ni apenas datos.
Ésta publicación es titulada EL TIEMPO Y CLIMA EN LA JOTA ARAGONESA,
y fue publicada en 1983 a través de la Caja de Ahorros de Zaragoza,
Aragón y Rioja dentro de la Serie Papeles Diversos.
Aquí os dejo con un fragmento de dicha publicación, y si os interesa, podéis escribirme que os mandaré más sobre este estudio.
Espero que os guste!
“
[…]
El aragonés está acostumbrado a la sequedad del clima en el que
vive, pero por ello no pierde el sentido del humor. ¿Que tiene que
llover?, pues que llueva, aunque sean “carruchos”, como dicen en la zona
de Remolinos, cuando lo único que cae es un “sol de justicia”, en un
espléndido, soleado y caluroso día de verano y si no, como en aquella
copla de ronda:
Esta noche ha de llover
esté raso o esté nublo:
han de llover muchos palos
en las costillas de alguno.
Algún socarrón, en alguna de las muchas otoñadas secas, debió cantar aquella copla:
Al empezar el Diluvio
todos estaban alegres,
diciéndose unos a otros:
¡qué buen año va a ser éste!
Es cierto que, en ocasiones, las precipitaciones suelen ser
importantes, registrándose cantidades destacables. Por citar un ejemplo,
aquellos 122 mm. Caídos en Zaragoza el 10 de julio de 1923. Suelen ser
situaciones de borrasca fría en altura, capaces de saciar, con creces,
los campo sedientos:
Unas veces me quiés mucho
y otras me paice que nada,
y el campo quié temporal
mejor que agua de tronada.
Temporales como los que suelen presentarse en primavera, cuando las
bajas presiones descienden hasta nuestras latitudes y al pasar del
Atlántico al Mediterráneo voltean aire húmedo aguas arriba del Ebro,
regando nuestros campos con la lluvia benéfica que el labrador suele
agradecer al Todopoderoso:
Si en abril llueve bastante,
las aguas no son dañinas,
que las manda el Creador
para que salga la espiga.
Las precipitaciones en la época estival son escasas y cuando se
presentan son fundamentalmente de carácter tormentoso. Tanto Huesca como
Zaragoza son de las provincias que, al cabo del año, suelen registrar
mayor número de días de tormenta, con 133 y 127 respectivamente, y
Teruel, con 117 días de media anual. Se presentan en el período
junio-septiembre alrededor del 75 % de las jornadas.
El aire estancado y recalentado en la depresión central del Ebro
asciende formando grandes cumulonimbos, si las condiciones
meteorológicas en altura son propicias para la inestabilidad. En
diversas ocasiones, esta actividad tormentosa origina grandes estragos
en las cosechas, si se presenta la precipitación en forma de granizo y
más aún si este es pedrisco. El hombre del campo lo sabe y así lo cantó
J. Bañolas:
Pide a Dios que no te pesque
una tronada en el campo,
una mujer sin gobierno
y un amigo sin tabaco.
Existe un fenómeno curioso, raro, no tanto en las zonas montañosas,
consistente en el hecho de que con un cielo despejado, por enfriamiento
del aire próximo al suelo, se produce una brusca condensación del agua
de la atmósfera y su inmediata precipitación en forma de lluvia. Pues
bien, hasta de este fenómeno se hace referencia en el primer verso de
una jota, lo cual nos sorprendió y nos demostró el valor de la
observación del hombre del campo:
Yo he visto llover en raso
y de raso hacerse nublo,
y perderse un buen querer
cuando estaba más seguro.
[…]
El labrador siempre tiene una u otra preocupación referente al
tiempo y, cuando el año es bueno, raro es que le falte otro motivo, como
refleja Cándido Loscertales en la siguiente copla:
De cinco años de casado,
dos, tronadas y pedrisco,
dos, con una gran sequía,
y ahora, se ha muerto el borrico.
Si la precipitación es prolijamente tratada por el jotero, no sucede
lo mismo con las temperaturas. No obstante, existe una copla que
refleja claramente el régimen termométrico, al menos en la zona central
aragonesa:
Dicen que hay cuatro estaciones
yo digo que sólo hay dos:
si no estoy contigo, frío,
si estoy contigo, calor.
El autor de la jota, Alberto Casañal, buen conocedor del clima
zaragozano, sabía perfectamente que tanto la primavera como el otoño son
estaciones de transición tan cortas que prácticamente se pasa del
invierno al verano y de éste a aquél sin apenas disfrutar de estas
estaciones intermedias.
[…]
”
Sergio Sanz Artús
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