Buenos días
a tod@s!
Hoy os
presentamos a un gran estudioso y enamorado de nuestra jota, que se ha
convertido en referente para la gran mayoría de los intérpretes de la jota
cantada.
Él es José Luis Melero.
José Luis Melero, por Columna
Villarroya
José Luis
Melero le ha dedicado a la jota aragonesa algunos libros y numerosos artículos.
Publicó en
la editorial Prames los tres disco-libros de La jota ayer y hoy. El
primero, “Viejos estilos. Nuevos intérpretes” (2005), con Javier
Barreiro. Al año siguiente, con Evaristo Solsona, Alberto Turón y Ángel
Vergara “La jota ayer y hoy 2. Cantos de trabajo e instrumentales” (2006),
y con el propio Evaristo Solsona y Jesús Rubio “La jota ayer y hoy 3. La
ronda y el baile” (2008), en los que los estilos y tonadas fueron
interpretados por los cantadores Nacho del Río y Beatriz Bernad.
Ha escrito en
otros libros y disco-libros como los de Roberto Ciria Castán “A
ritmo de jota” (2011), Yolanda Larpa Melús “Caminico de tu
casa”, o “20 años Aires de Albada” de la Agrupación
Folklórica Aragonesa “Aires de Albada”.
Ha
prologado libros de coplas de Miguel Ángel Yusta y José Verón y escribió en el
suplemento que “Heraldo de Aragón” publicó el 12 de octubre de 2011 dedicado a
la jota aragonesa con motivo del 125 aniversario del Certamen Oficial, “Pasión
por la jota”.
Fue
nombrado por el Gobierno de Aragón miembro de la Comisión Asesora para la
declaración de la Jota Aragonesa como Bien de Interés Cultural Inmaterial y es
también miembro del Jurado del Certamen Oficial de Jota de las Fiestas del
Pilar de Zaragoza.
Os dejo con
la entrevista a D. José Luis Melero.
-
¿Cómo y cuándo tomaste
contacto con el mundo de la jota?
Mis abuelos paternos eran de Aguarón y
siempre cantaron jotas. Desde niño les oí cantarlas. Mi abuelo también escribía
cantas y envió una colección de ellas a Radio Zaragoza en las primeras
movilizaciones de los años setenta contra el trasvase del Ebro. Me fui
enamorando de la jota poco a poco, escuché muchos discos y a los más grandes
cantadores y, desde muy joven, me convertí en eso que podría llamarse “un buen
aficionado”. No tengo mal oído y conozco a la perfección todas las tonadas y
estilos, que canto bajito en la ducha, en los viajes en coche y en algunas
fiestas con amigos muy íntimos. En ningún sitio más, pues uno tiene un acusado
sentido del ridículo y sabe para qué está capacitado y para qué no.
Mi acendrado aragonesismo desde que
tengo uso de razón (todos mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de ambas ramas
familiares son aragoneses) me hizo amar la jota con pasión desde siempre, que
para mí tiene un importante componente identitario. Debemos defender la jota
como parte esencial de nuestra condición de aragoneses, y debemos reivindicarla,
por encima de banderías o creencias políticas, como una de nuestras señas de
identidad más destacadas. Hay que defender la jota desde la derecha y desde la
izquierda y hay que protegerla y estar a su lado igual que se está a favor de
la apertura del Canfranc, en contra del trasvase del Ebro y del mismo modo que
se debe ser del Zaragoza, del Huesca o del Teruel y no del Madrid o del
Barcelona. Es decir, debe formar parte del gran imaginario aragonés y ser una
de nuestras tradiciones culturales más importantes. Para eso, claro, debe
cantarse y bailarse con pureza y calidad, debe limpiar los estigmas que la han
afeado durante años, y debe conseguir que todos los aragoneses se reconozcan en
ella cuando la escuchen cantar. Debe abandonar por tanto cualquier tentación
ideológica, confesional o partidista. Un cantador, cuando sale a cantar a un
festival, debe saber que lo están escuchando aragoneses de todas las creencias
e ideologías y, si aspiramos a que la jota sea de todos y no sólo de unos
pocos, hay que ser exquisitos y delicados en su transmisión. Si hay tantas
miles de coplas tradicionales y hermosas que nos gustan a todos sin distinción,
¿por qué elegir a veces aquellas que pueden levantar sarpullidos entre quienes
las escuchan? Estas o parecidas reflexiones teóricas las publiqué ya en el
primer disco-libro de La jota ayer y hoy y creo que en estos años se ha
avanzado mucho en este camino, que los jóvenes cantadores saben ya que es el
único posible. Debe buscarse la excelencia y no sólo gustar a públicos poco
exigentes en muchos casos.
-
¿Cuál ha sido tu momento más
intenso y feliz en el mundo de la jota?
Yo asistí a mi primer Certamen Oficial
en 1974, el año que lo ganaron José Iranzo y Carmen Cortés. Nunca he dejado de
acudir al Certamen desde entonces, que, como digo siempre jocosamente, es el
Campeonato del Mundo de Jota Aragonesa. Durante años hice colas interminables
para conseguir una entrada. Iba a la puerta del Teatro Principal a las 6 de la
mañana del único día en que las localidades se ponían a la venta. Cuando me
hice mayor y pude permitírmelo decidí que era mejor pagar un poco más y evitar
esas colas indecorosas, así que opté por comprar las entradas en la reventa.
Acudía unos minutos antes de las 10, hora en que comenzaba el Certamen, pagaba
tres o cuatro veces su precio en taquilla, pero me ahorraba seis horas de pie
en la calle. Por eso, porque amo al Certamen como pocos, porque llevo cuarenta
años sin abandonarle, mi momento más feliz en la jota fue cuando el
Ayuntamiento me hizo el honor de nombrarme miembro del Jurado en el año
2005. En el Certamen he sido feliz y un
privilegiado: oí cantar a Matías Maluenda en 1979, treinta y tres años después
de haber ganado el premio ordinario, he visto ganar cuatro Extraordinarios a
Mariano Arregui Canela, el cantador de Ricla, que ya había obtenido uno en 1969
y que durante años comandó el canto masculino de la jota, cinco a Vicente
Olivares y otros cinco a Nacho del Río. He visto ganar cuatro grandes premios a
Begoña García Gracia y tres a María Teresa Pardos, Fernando Checa y Sandra
Guerrero. He gozado con los dos Extraordinarios de mi admirado Javier Soriano y
también con los que en su día ganaron Laura Martín (en 1993 y 1995) y María
Pilar Mendi (en 1990, compartido con Begoña García, y en 1996), y fui feliz
cuando Alfredo Longares (el más capacitado para haber sido el nuevo José Oto) e
Inocencio Lagranja subieron a recoger sus premios. He visto ganar el
Extraordinario a una madre, María Auxiliadora Gimeno, en 1994, y a su hija
María Ángeles Genzor seis años más tarde. Y he disfrutado viendo ganar a Pilar
Ferrando, a Yolanda Larpa, a Lorena Palacio, a Sonia Platero, a Ángela Aured, a
Inés Martínez Fabre, a Ramón Navarro, a Alberto Remiro, a Roberto Ciria… Como
se ve, una lista de nombres casi interminable que demuestra bien a las claras
la enorme vitalidad y pujanza del canto de la jota.
Escribí una vez que el Certamen Oficial
es el canon, el Harold Bloom de la jota. Dice quién cuenta y quién no, quién
pasará a la historia y quién no. Asegura a quienes lo ganan un lugar en los
manuales con grandes titulares y letras en negrita, y guarda para los
derrotados apenas una nota a pie de página en cuerpo de letra casi ilegible.
Desde luego que hay cantadores excepcionales que nunca han ganado el Certamen,
pero son como esos equipos que juegan muy bien al fútbol pero que no consiguen
títulos. No sirve de nada. Sólo sirven los títulos y el Certamen asegura la
inmortalidad. El Certamen es lo más parecido a la gloria. Por eso los
privilegiados que año tras año nos citamos con él estamos también en lo más
alto, en las proximidades del cielo.
-
¿Quiénes han sido o son tus
referencias en la jota?
En esto no se puede ser original: José
Oto y Jesús Gracia. Y después, cómo no, Cecilio Navarro, Juanito Pardo y Miguel
Asso. Admiré también mucho la fuerza y el coraje de Mariano Arregui y la voz
maravillosa de Alfredo Longares, que tuvo tal vez más cualidades que nadie para
haber sido el mejor durante muchos años. En
mujeres Pilar Gascón, Pascuala Perié, María Pilar de Las Heras, Camila
Gracia y Carmen Cortés.
-
¿En qué momento crees que se
encuentra la jota actual?
En uno de los mejores de su historia.
Se está trabajando mucho y casi siempre, por no decir siempre, con rigor y afán
perfeccionista. Hay muchos y buenos cantadores y bailadores, hay una espléndida
cantera de chicos jóvenes y, en contra de los pronósticos de los agoreros de
siempre, la jota tiene más pujanza que nunca.
¿Conservación o innovación?
Se están haciendo las dos cosas y las
dos se están haciendo bien. Yo tiendo -por carácter y por formación- a ser un
purista, y a veces me cuesta entender según qué innovaciones. Pero nunca me he
cerrado a ellas, porque la jota no puede quedarse anquilosada en un momento
histórico determinado. En todos los tiempos se ha innovado y se ha creado y eso
es bueno para la jota. Pero en la jota debería ocurrir como en la pintura:
Picasso y Tapiès tienen credibilidad porque antes de innovar, antes de inventar
nuevos cauces y formas de expresión, demostraron que sabían pintar retratos
como el mejor pintor figurativo. Aquí debe ocurrir igual: no se puede innovar
si antes no has demostrado que sabes cantar como el mejor la jota del Ay de
Fuentes o bailar como el mejor la jota de Calanda. Cuando ya nadie tiene dudas
de que dominas la tradición, puede llegar el momento de crear e innovar. Nunca
antes.
-
¿Qué te gustaría cambiar en
el mundo del folklore?
Me gustaría que las instituciones
comprendieran lo importante que es el folklore para un territorio y que lo
apoyaran de forma concluyente y sin ambages. Que crearan un Centro de
documentación y una gran fonoteca, que compraran todo el material disperso que
hay por ahí para catalogarlo y estudiarlo, que se regulara la enseñanza y que
se pusiera en marcha en la Universidad de Zaragoza una cátedra de jota
aragonesa desde la que promover y difundir su estudio de forma ordenada y
científica.
DECÁLOGO
1.
UN LIBRO: Imposible elegir un solo libro. En mi
vida hay cientos de libros (en realidad sólo hay libros), dependiendo de épocas
e intereses. El que más he recomendado en estos últimos años es un libro
fascinante de un gran escritor colombiano, Héctor Abad Faciolince: El olvido
que seremos. Y tendríamos también que obligarnos a leer a los escritores
aragoneses para saber qué escriben y cómo piensan quienes viven entre nosotros.
2.
UNA PELÍCULA: Digo lo mismo. Soy incapaz de
seleccionar una película entre las muchas que me han hecho feliz. Pero diría
que casi cualquier comedia de Howard Hawks y Billy Wilder (especialmente La
fiera de mi niña, Luna nueva y Bola de fuego del primero, y El apartamento,
Irma la dulce y Con faldas y a lo loco del segundo) y algunas películas de John
Ford (sobre todo El hombre tranquilo), Ernst Lubitsch, Frank Capra y Preston
Sturges. Prefiero, como se ve, la comedia al drama, porque, al contrario de lo
que mucho sesudos intelectuales piensan, lo más difícil de todo es hacer reír.
Soy también un devoto de Luis Buñuel y de los hermanos Trueba, en especial de
David, que es un buen amigo mío y con quien he hecho un cameo como presentador
de telediario en su última película, Vivir es fácil con los ojos cerrados, que
ganó seis Premios Goya y que ha sido seleccionada para representar a España en
los Oscar de Hollywood. Me quedo pues, entre todas, con esta película tierna,
deslumbrante y llena de personajes de verdad.
3.
UN PROGRAMA DE TV: No me queda apenas tiempo para ver la
televisión. Pero lo poco que veo es casi siempre en Aragón Televisión. Me gusta
nuestra televisión (soy un gran admirador de lo que hacen los de Oregón
Televisión y de los reportajes de Sara Comín, y me gustaban muchos programas
como “Pequeños pero no invisibles”, “La llave maestra” o “Aragoneses por el
mundo”) y he participado en algunos de sus programas. Ahora intervengo de vez
en cuando en “La Jornada” los domingos por la noche, comentando los partidos
del Zaragoza. De las demás cadenas, sólo veo “El intermedio” de El Gran Wyoming
y alguna buena película. Me horrorizan Tele 5 y los programas basura. Jamás he
visto ni uno solo de ellos. Sólo conociendo sus contenidos me entran ganas de
echarme a correr. En dirección contraria, claro.
4.
ANIMAL CON EL QUE TE
IDENTIFICAS: La abeja
y la hormiga. Soy igual de laborioso y trabajador. E igual de insignificante.
5.
META NO REALIZADA: Ganar la Champions con el Zaragoza.
6.
QUÉ TRES COSAS TE LLEVARÍAS A
UNA ISLA DESIERTA: No me
llevaría tres cosas. Me llevaría a tres personas: a mi mujer y a mis dos hijos.
Y entre los cuatro saldríamos adelante.
7.
MOMENTO MÁS FELIZ DE TU VIDA:
Debería
decir el día del nacimiento de mis hijos o cosas así. Pero el día que yo siento
como el más feliz de mi vida, el momento más absolutamente feliz de mi vida,
fue el día del gol de Nayim en el Parque de los Príncipes en París. Sé que es
una frivolidad decir esto, pero no quiero mentir ni mentirme. Ese día fui
completamente feliz. Sólo confío en que mi mujer no lea esto. Me veo durmiendo
en la cocina.
8.
LA ÚLTIMA VEZ QUE LLORASTE: El día de la muerte de mis amigos José
Antonio Labordeta y Félix Romeo, dos de los hombres más importantes que ha
tenido Aragón en los últimos años.
9.
MAYOR DEFECTO Y MAYOR
VIRTUD: Mayor
defecto, la dispersión. Me gustan tantas cosas y tan variadas, amo la vida en
tantas vertientes diferentes, que nunca dedicaré a ninguna de ellas el tiempo
suficiente para convertirme en una referencia inexcusable.
Mayor virtud, la dispersión. Frente a
la especialización absoluta a que nos obliga el mundo moderno, uno se ha dedicado
a muchas cosas, ha frecuentado muchos saberes y ha sido feliz trabajando y
estudiando sólo por placer y por curiosidad intelectual.
10.
DANOS UN CONSEJO: Llevad a Aragón siempre en el corazón.
Somos muy pocos y si no nos preocupamos de nuestras cosas, si no defendemos
nuestras cosas, nadie va a venir de fuera a hacerlo por nosotros. Una de ellas
es desde luego la jota. Tenemos la obligación irrenunciable de cuidar y hacer
mejor este territorio milenario y de transmitir a nuestros hijos toda nuestra devoción
por él.
Muchas
gracias José Luis por concedernos estas palabras. Ha sido un placer pasar este
ratico contigo.
Sergio Sanz Artús
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