Buenos días a tod@s!
Como ya os avisamos la semana pasada, hoy
damos comienzo a una nueva etapa en nuestro blog.
Invitamos a nuestro salón durante una
temporada, con muchísimo respeto, al considerado mayor estudioso y divulgador
de nuestra jota aragonesa: D. Demetrio
Galán Bergua.
A través de sus palabras, vamos a descubrir a
nuestros antecesores en la jota, a los intérpretes más aclamados y reconocidos
de los siglos XIX y XX.
¡Deseamos que los disfrutéis tanto como
nosotros!
A continuación, transcribimos el primer
artículo, publicado el Domingo, 13 de
agosto de 1961
EUSTAQUIO
VIRUETE GARCÍA “EL CARABINERO”
EL SOLDADO JOTERO
Eustaquio
Viruete García, “El Carabinero”, nació en la villa de Épila el año 1853, donde
se le conoció por el apodo de “Chindribú“. Este mote y la afición a la Jota los
heredó de su padre, el célebre “Tío Chindribú“.
Eustaquio
Viruete fue soldado por el cupo de su pueblo. Al incorporarse como quinto,
después de los trámites corrientes (reconocimiento médico, talla, etc.)
efectuados en los locales de la Diputación Provincial, jaleado por sus paisanos
y amigos –que conocían sus grandes facultades de jotero- cantó, “a palo seco“,
en plena Plaza de San Francisco –hoy Plaza de España- varias coplas de Jota que
entusiasmaron a cuantos le escuchaban, incluso alguno cabos, sargentos y
oficiales. Esto, sin duda alguna fue el motivo por el que se le distinguió
entre los demás quintos, y la única razón de que surgiese un protector que
consiguió se le destinase a un regimiento donde pronto contó con el afecto y
apoyo de ciertos valedores. Y así, durante su estancia en Zaragoza, no le
faltaron muchísimas ocasiones en las que se acreditó, ante unos y otros, como
excelente cantador de Jota.
EL CARABINERO
Al terminar
sus deberes militares, Eustaquio Viruete pasó a formar parte de las fuerzas de
Carabineros, siendo destinado a las montañas navarras. Allí se casó, pasando
una tarde a la ría de Bilbao, donde prestó sus servicios hasta la edad del
retiro, que disfrutó muchos años.
“El
Carabinero“ tuvo doce hijos, algunos de ellos, con buena voz, también cantaron
la Jota con bastante éxito entre los bilbaínos. Antes y después de que
existiera en la capital vizcaína el Centro Aragonés, la casa de Eustaquio,
“Chindribú”, fue refugio de muchos paisanos que se deleitaban oyendo cantar la
Jota en infinidad de ocasiones. La hospitalidad de “El Carabinero” fue
ejemplar. Bastaba que a Bilbao llegase un aragonés y visitase su domicilio,
para que toda la familia le atendiese considerándole como a uno más de la casa.
Más de una vez hospedó desinteresadamente a varios de ellos.
UNA COPLA EN VASCUENCE
Quizá sea
“El Carabinero” el único jotero que ha cantado la Jota en el idioma vasco. Al
llegar triunfador el Orfeón Bilbaíno, procedente de Barcelona, el año 1912, la
colonia aragonesa de Bilbao saltó a recibirle a la estación, siendo Eustaquio
Viruete el encargado de interpretar esta copla, entre grandes aclamaciones:
Orfeón Bilboiarrá,
Pillarán
egón delake
Aragóngo,
arkartasuna,
Coraia
artuteko daior.
Su contenido
traducido al castellano, viene a decir: “Al Orfeón Bilbaíno, por haber entrado
a visitar a la Virgen del Pilar, le saludan sus amigos los aragoneses”. Esto no
deja de ser un dato curiosísimo en la historia jotera de “El Carabinero”.
©Archivo Heraldo de Aragón
DE RAZA LE VIENE…
Indudablemente,
en muchos casos, existe una ley de herencia entre los joteros. En la familia de
“El Carabinero” hemos visto cómo los hijos de éste se aficionaron a la Jota y
llegaron a cantarla con predilección. Pero es que Eustaquio Viruete también
heredó de su padre afición y facultades. El abuelo de la familia, Vicente
Viruete, “El Tío Chindribú”, que nació allí por el año 1825, en plena
ancianidad, tocaba en la guitarra varias tonadillas y, sobre todo, la “jota
punteada”, presumiendo hasta última hora de haber sido uno de los más antiguos
cantadores de Jota, ya que unos lustros después de terminada la Guerra de los
Sitios cantaba él aquellas célebres coplas que debieron enfervorizar al pueblo
de Zaragoza en su lucha contra el invasor:
Desde lo
alto de Torrero
tiran bombas
y granadas,
y la Virgen
del Pilar
con su manto
la ampara.
Por cierto
que yo desconocía la existencia de esta otra copla, que también cantaba “El Tío
Chindribú”:
¡Virgen del
Pilar hermosa!...
¡ya te
habrán hecho pedazos!...
desde la
cuesta La Muela
se sienten
los cañonazos.
La
antigüedad de esta copla queda patentizada por el hecho de haber sido cantada
en las mocedades de un jotero que nació hace cerca de siglo y medio.
“El Tío
Chindribú” cantaba muchas coplas alegres y picarescas que, solo para hombres,
las espetaba en meriendas y lifaras de toda clase, así como otras ingenuas y
humorísticas. Las primeras quedan reservadas. De las segundas ofrezco estos dos
ejemplos:
Una niña de
cien años
y otra de
ciento catorce
tenían un
niño en brazos
que tenía…
siento dose.
En la
ventana La Romera
un huevo me
costó un rial,
y aún me
dijo la ventera
que no
pagaba la sal.
Esta última,
que mas que una cuarteta para Jota es una redondilla, no admisible nuestro
cante, nos da la idea de la enormidad que en aquellos tiempos representaba
cobrar a tres pesetas la docena de huevos, siendo así que la célebre ventera
debió adquirirlos “perra gorda” o a “perra chica” la unidad. Yo, lo cuento como
me lo contaron.
Demetrio
GALÁN BERGUA.
La semana que viene podremos disfrutar de la
lectura de un cantador oscense, concretamente nacido en La Perdiguera a
principios del s. XX y que osó a cantarle al alcalde de Tamarite la siguiente
copla:
Cuando un
alcalde me pide
contesto
con güenos modos;
pero si
esije, le doy…
con la
guitarra en los morros
¿A quién
nos referimos?
Sergio Sanz Artús
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