Desde este momento, y semanalmente, abrimos esta nueva sección dentro de nuestro nuevo blog del grupo D’Aragón.
La creación de El baúl de la jota nace por el interés de
difundir y recopilar los mejores temas dentro de nuestro folklore,
recogidos, bien en nuestro foro o bien en nuestras bibliotecas
personales.
En primera instancia, personalmente, he creído necesario hablar
sobre la Rondalla, esa parte tan poco valorada por todos en general, y
cuya existencia es indispensable y primordial para la materialización de
nuestros sentimientos recogidos en nuestro folklore.
El siguiente texto ha sido tratado con el mayor respeto posible y
fundándome en varios libros de historia, pero sobre todo, recoge un
artículo redactado por D. Jorge Sánchez Candial, antiguo profesor de
Rondalla en la Escuela de Jota Aragonesa, que publicó en 1943 en el
dossier nº2 de los Anales de la Escuela de Jota Aragonesa.
“RONDALLA
La guitarra, en el concierto, saluda en señor y canta la belleza
musical. En unión de la bandurria y el laúd, se une a la voz del pueblo y
saluda con elegancia a las obras musicales hasta de los más modernos
compositores.
¿Cómo surgió la agrupación de bandurrias, laúdes, guitarras y
familiares? Un cronista nos revela que desde muy antiguo los jóvenes
labradores de las dos parroquias más numerosas de esta ciudad, conocidas
por la alta y la baja, o con el mote de la del Gancho y la del Gallo,
tuvieron la costumbre de salir a media noche con sencillos instrumentos
tañidos por los mismos, con el objeto de cantar al compás de ellos a la
puerta de sus queridas (novias), dándoles de este modo una prueba de su
constante pasión, y la continua repetición de estos actos dio margen a
que los publicase la fama en todas partes, bajo el nombre de “Rondallas
de Zaragoza”.
La jota era lo fundamental en estas rondallas y sus variaciones eran
el aditamento sabroso a la copla, llenas todas ellas de gracia y
difícil ejecución. Pero antes de ésta, interpretaban polcas, valses,
redovas a una sola voz, si no había alguno de gran oído que hacía un
dúo. Así llegamos tres o cuatro años más tarde, cuando don Tomás Adiego
dirigió la rondalla de donde salieron buenos rondallistas.
El 30 de abril de 1985, el maestro Bretón procedió al estreno en
nuestra ciudad de su obra “La Dolores”. El día del estreno intervino la
rondalla de Orós, para interpretar su famoso pasacalle y Jota.
Después de la función, fue acompañado entre antorchas desde el
teatro Principal, para dejarle en la fonda de Europa, bajo cuyos
balcones dieron una serenata la orquesta del teatro y la rondalla
aragonesa que había actuado también en el acto de la Jota famosa “La
Dolores”. Allí en aquella serenata le cantaron a Bretón:
La jota para ser jota
Tiene que ser de Aragón
Y las demás son postizas
Aunque las haga Bretón
Bueno, pues tras esta copla, lejos de enfadarse o enojarse, Bretón dijo: es cierto, es cierto.
El maestro Orós fue el que indicó a Bretón las particularidades que
ofrecen las variaciones en la jota aragonesa, cuando escribía su ópera.
La afición a las rondallas iba en aumento y a principios del siglo
XX surgió la famosa rondalla Pignatelli, que dirigió don José Tremps.
En el año 1903 y para las fiestas principales de Valencia en el mes
de julio, anuncian un certamen de rondallas y allí va nuestra rondalla a
disputarse el premio.
Una de las rondallas que se presentó a éste certamen era del mismo
Valencia y compuesta por cuarenta ejecutantes. La de Pignatelli era de
nueve y el maestro diez. Llevaron como aditamento al gran jotero Juanito
Pardo, Benito Álvarez y a la pareja de Alcañiz Teresa Salvo y Francisco
Espada. Resultado: Primer premio, rondalla Pignatelli.
Los festivales de jota para el Pilar constituían un éxito
apoteósico. Con ella se dieron a conocer los joteros María Blasco,
Miguel Asso, Pilar Gascón, Cecilio Navarro y los bailadores hermanos
Espada, de Alcañiz; de Calanda, hermanos Berges, Bautista Larrosa y
Felisa Barta, Enrique Fraguas, los Moncayo y señorita Navarro.
Después de haber desaparecido las que hemos citado, en 1927 surgió
la rondalla zaragozana para tocar la Jota, compuesta por 114
ejecutantes, en el Teatro Principal, dirigidos por Orós, el día 27 de
enero, en el que se leyeron trabajos de López Allué, Darío Pérez,
Ardavín y Casañal y las coplas premiadas.
Aquel acto fue un acontecimiento en los anales rondallísticos
zaragozanos. De allí salió otra rondalla desaparecida, que se tituló
“Selección Orós”.
La formación de la rondalla ha quedado en forma de cuarteto, o sea,
bandurrias 1ª y 2ª, laúdes y guitarras, esto es, lo típico y tradicional
en Aragón desde entonces.”
Sergio Sanz Artús
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