Hola a todos!!
Tras una temporada sin poder publicar por distintas causas,
volvemos, y con más fuerza si cabe, a retomar nuestra actividad, en este
caso, tratando las canciones populares de Aragón.
Os adelanto, que la próxima semana, hablaremos del baile, que quizá
al no ser yo un especialista en ese gremio, no he publicado demasiado
sobre ello. Recopilaré un artículo del antiguo profesor de baile de la
Escuela Municipal de Jota Aragonesa, D. Ramón Salvador Castro, en el que
habla del Bolero de Caspe y de las Seguidillas de Leciñena, tan
conocidos por todos, pero tan desconocidas en origen.
Espero que os guste!!
CANCIONES POPULARES DE ARAGÓN
El Folklore musical puede decirse que se presenta bajo dos aspectos: el canto y la danza.
En lo que a las canciones se refiere casi siempre suelen ser castas,
teniendo algunas estribillo y son siempre de forma sencilla y de
antiguo origen, de autor ignorado y de estructura rudimentaria, siendo
más de carácter gracioso otras de cierta solemnidad y algunas con rasgos
vigorosos que revelan las características de diversas razas y épocas.
Esa canción es la expresión natural y espontánea del pueblo, sin
intromisión de labor escolástica, y que nace únicamente de un individuo,
y sólo el individuo crea, y así pasa al pueblo que la recibe y
transforma y da lo que ha transformado: y feliz el artista que, a su
vez, retorna en obra de arte lo que del pueblo ha recibido porque “El
pueblo –escribió oportunamente Camilo Bellaigne- no es arquitecto, ni
pintor, ni escultor, pero es músico. Un millar de albañiles no han
logrado batir una catedral: pero ha bastado un campesino o un
pastorcillo, para inventar una canción”.
La canción popular en Aragón puede presentarse bajo varios aspectos. Vamos a tratar solamente de dos: religioso y profano.
Al primero pertenecen los conocidos Cantos de la Aurora; los gozos a
algunos Santos; los de Navidad, ejecutados en actos religiosos y los
que se ejecutan durante el Vía crucis o son propios de alguna procesión,
romería, rogativa, etc., y entre los profanos están las Albadas; los de
Navidad, los Magos; las Oliveras; los de las bodegas, hogueras de la
trilla y del esquileo; los Sanjuanados, los Mandamientos; los
Sacramentos; la Baraja; el Arado o Aladro y algunos otros que se emplean
en actos especiales de determinados pueblos.
CANTOS DE LA AURORA: se les da este nombre a cierto número de
cantos que se acostumbran a ejecutar en varios pueblos y en
determinados días y que son cantados por algunos hombres fervosos,
mientras recorren la población antes de amanecer, reuniendo de este modo
el mayor número de devotos para cantar todos procesionalmente el
llamado Rosario de la Aurora y que por este motivo en algunos pueblos
son llamados los despertadores o auroras.
GOZOS A LOS SANTOS: Estos cantos, como su nombre lo indica,
se refiere a la general costumbre que durante el tiempo de Cuaresma
tienen de celebrar algunos pueblos novenarios en honor de varios Santos,
por las Almas del Purgatorio y terminando con el Septenario de la
Dolores, en la correspondiente época. Estos actos suelen tener cantos
propios más o menos interesantes, aunque no son muchos los que ofrecen
notables cualidades.
CANTOS DE NAVIDAD: Consiste esta costumbre (que ya apenas ni
se conserva) en reunirse el día de Nochebuena cuadrillas de muchachos y
aun de mozos, para pedir de casa en casa los aguinaldos, ejecutando
algunos cantos, que son acompañados con zambombas, almireces, tambor,
castañuelas, hierrecillos (pequeño triángulo) y otros instrumentos u
objetos a propósito para armar gran estrépito.
La mayor parte de estos cantos suelen ser de forma pobre e inocente,
y su trivialidad suele también correr parejas con la de muchas coplas a
ellos aplicadas.
ALBADAS: En algunos pueblos de Aragón hay la costumbre de
reunirse los hombres, principalmente jóvenes, durante la noche de la
víspera y en la madrugada del día en que se celebran las fiestas de los
Santos Patronos de dichos pueblos para realzarlas y animarlas con cantos
especiales, propios exclusivamente de esas ocasiones, como lo son
también muchas de las coplas que en ellas se ejecutan.
Con estos cantos suelen obsequiar los hombres, primeramente al Santo
cuya fiesta se celebra, ante la puerta de la iglesia parroquial, y
después, ante sus respectivas casas, a las autoridades y demás personas
de prestigio y luego a las familias y novias de los mismos cantadores y
casi siempre a todas las muchachas solteras que hay en el pueblo.
LOS MAYOS: Hay costumbre en varios pueblos de Aragón y en
determinada época de ciertos actos, en los cuales toman parte varias
parejas de mozos y mozas y que aunque se constituyen únicamente para
este objeto, suelen al fin convertirse con facilidad en novios. Al mozo y
moza de las que forman estas parejas se les designa respectivamente con
los nombres de mayo y maya, aunque conviene advertir que dichos nombre
no es solamente exclusivo de dichas parejas.
El Maestro Arnaudas, en su Cancionero refiriéndose a estas
costumbres dice “los que son recíprocamente mayos, contraen por ello
ciertas obligaciones; así, cada mayo ha de regalar a su maya un buen
pañuelo, y esta, en cambio tiene que dar a los mozos una peseta y una
docena de huevos. Para recoger esos obsequios se reúnen los mozos en la
tarde del día de Pentecostés y tocando y cantando la Jota van
recorriendo las calles, pasando, sin cesar por ello de tocar, ante las
casas de sus respectivas mayas, no solo para que cada una de estas
entregue su correspondiente obsequio sino también para que baile con su
mayo, el cual, si no quiere o no sabe hacerlo tiene que pagar a los
demás, en la misma tarde un cántaro de vino. Concluida dicha
recolección, se dirigen a la Casa Consistorial, donde con arreglo a lo
recaudado, hacen aquella misma tarde una merienda, a la cual asisten
también las mayas y después se celebra un animado baile general en la
plaza o en el granero del pueblo. Con este baile puede decirse, concluye
para mozos y mozas, el periodo de ser mayos respectivos, pues, aunque
según la costumbre tradicional, continúan como tales hasta la noche de
San Juan (23 al 24 de junio) actualmente no se ofrece ya ocasión alguna,
después del citado baile, en que aquellos hayan de manifestarse con ese
título”
CANTOS DE LAS BODEGAS: Hay costumbre en algunos pueblos,
sobre todo del Bajo Aragón, de reunirse los hombres con frecuencia por
la noche, y a veces también por el día, en alguna bodega para comer y
beber alegremente, lo cual suelen hacer hasta no poder más: se
comprenderá que cuando a las cabezas de los concurrentes va faltando ya
el ordinario despejo, el canto ha de ser parte muy obligada, por eso
entonces salen a relucir cantos de todas clases y de todas partes,
aunque también se ejecutan muchos que son exclusivos de dichos actos.
Entre estos hay algunos de melodía bastante inocente pero de forma
vulgarísima, por lo cual, apenas si ofrecen algo de particular.
LOS MANDAMIENTOS, LOS SACRAMENTOS, LA BARAJA Y EL ARADO O ALADRO:
Se denominan así a otros tantos romances, con cantos propios, en
algunos pueblos del partido de Albarracín. Estos romances, a excepción
del de la Baraja, apenas se cantan y con respecto a los de los
Mandamientos y los Sacramentos debieron ser importados a dichos pueblos.
En estos dos últimos, a la vez que se alude respectivamente a uno de
los Mandamientos de la Ley de Dios y de los Sacramentos de la Santa
Iglesia, se dirigen lisonjas o frases amorosas a una mujer imaginaria, y
respecto a las coplas de El Arado y la Baraja, al mismo tiempo que se
indica alguna de las piezas o castas de que respectivamente constan, se
hacen breves consideraciones con referencia a la Pasión del Señor, en
las del Arado, y sobre alguno de los misterios religiosos, en las de la
Baraja.
Sergio Sanz Artús
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